Sostenibilidad

Los subproductos de la piel se reciclan para otros sectores

¿Qué haríamos de las pieles de los animales que comemos si no las curtiéramos?

La piel curtida es un residuo de la industria alimentaria que los curtidores reciclan y convierten en un producto de consumo.

La industria curtidora, es pues, una industria de reciclaje, recicla las pieles de los animales que son un subproducto de la industria alimentaria, para transformarlas en primera materia para fabricar productos útiles a la sociedad y artículos de moda, como por ejemplo, abrigos, chaquetas, cinturones, bolsas, zapatos, carteras, monederos, sillas de montar, tapicería para muebles y coches, accesorios tecnológicos, portafolios, maletas de piel y neceseres u otros artículos de viaje y papelería.

La piel en todo su ciclo de vida, además de aportarnos productos de consumo útiles a la sociedad, mediante el reciclaje de los subproductos que se generan en todo su proceso de producción, nos proporciona una gran diversidad de productos aprovechables para otros sectores.

Desde antiguo, la corteza agotada procedente del proceso del curtición, era quemada en estufas para la calefacción doméstica. La ceniza procedente de la quema de la corteza mezclada con las grasas se utilizaba para la elaboración de jabón y el pelo procedente del pelado de las pieles era empleado para la confección de brochas de afeitar, cepillos para ropa, pinceles, sombreros y como blindaje para los barcos. De la carnaza procedente del descarnado se obtenían cola de carpintero, gelatinas para pastelería y abono para la agricultura.

Hoy en día, los productos de desecho durante el proceso de curtición se continúan aprovechando para diferentes industrias para cubrir otros tipos de necesidades. La recuperación de la carnaza y el serraje sirve para la producción de biodiesel, de la recuperación de residuos de piel sin curtir se obtiene una grasa gelatinosa que se destina a fabricar las cápsulas de los medicamentos de la industria farmacéutica y también tiene aplicaciones en las industrias cosmética y fotográfica. Otros productos obtenidos del aprovechamiento de los subproductos de la piel son grasas y aceites industriales y abono para viñas.

La piel al final de su ciclo de vida, gracias a su biodegradabilidad, vuelve a la naturaleza en forma de fuente energética.

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